Salento, un pintoresco pueblo en las montañas del Quindío, Colombia, tiene una rica historia desde la época precolombina con los indígenas Quimbayas hasta su colonización española en busca de oro. Fundado en 1842, se convirtió en un importante centro agrícola y comercial, visitado por Simón Bolívar en 1830 y destacado por su ubicación estratégica en el Camino del Quindío. Salento ha sido testigo de conflictos como la Guerra de los Mil Días, que dejaron huellas en su arquitectura. A pesar de las dificultades, conserva su encanto con calles empedradas y coloridas casas de bahareque. Reconocido como Pueblo Nacional de Artesanías en 1995, el turismo es una actividad económica vital. Los habitantes, orgullosos de su legado, reciben a los visitantes con amabilidad, ofreciendo una conexión única con la naturaleza, la cultura, la historia y la posibilidad de explorar sus hermosos paisajes en bicicleta.